martes, 25 de septiembre de 2007

Segundo Post: Columna de Jorge Costadoat

El sueño de país del padre Alberto Hurtado

¿Cómo hemos cumplido hoy el sueño de país propuesto por el Padre Hurtado? Esta pregunta tiene otra cara: ¿cómo no lo hemos cumplido…?

En su tiempo él preguntó: ¿Es Chile un país católico? El libro sacó chispas. Los acusaron de pesimista. La mayoría pensaba que Chile era católico. El Padre Hurtado lo puso en duda.

En ese libro él lamentó dos aspectos deficitarios del catolicismo chileno: la gran ignorancia religiosa de los católicos chilenos y la injusticia con los pobres. En vista de lo primero reclamó la necesidad de más sacerdotes que pudieran instruir a la gente. El Padre Hurtado despertó numerosas vocaciones sacerdotales. En nuestra época él estaría preocupado por el mismo problema. ¿Y sobre la injusticia con los pobres? Ciertamente celebraría la elevación general de las condiciones de vida de la población: agua, luz, alimentación, vivienda, educación… Pero reclamaría por los sueldos miserables y las injusticias laborales que continúan ocurriendo. Le dolería mucho la falta de trabajo para los jóvenes.

En aquella época el Padre Hurtado impulsó la asociación sindical. Sabía perfectamente que los males de Chile no se resolverían con pura caridad. Se debía apoyar la lucha sindical de los obreros. El quiso ser cura obrero. Deseó ardientemente compartir su suerte. Hoy los sindicatos están muy debilitados. Los trabajadores, empleados, obreros e incluso gerentes, se hallan indefensos. Se los puede despedir con suma facilidad. Nada más lamentaría Alberto Hurtado que las enormes dificultades que tienen los trabajadores para organizarse y exigir sus derechos.

Él quería un país más cristiano. En estos años Chile ha avanzado y ha retrocedido en sensibilidad social. Piénsese que el Hogar de Cristo tiene más de 800 sedes. Tantas otras obras sociales se han creado, entre estas Infocap y Un Techo para Chile. Pero también es cierto que se han olvidado principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia que Hurtado tanto enseñó. Por ejemplo, el principio fundamental de “derecho al uso universal de los bienes”. En la actualidad casi todo es privado. La concentración de la riqueza, cada vez mayor.

Un país más cristiano como él lo habría querido contaría con una generación de jóvenes mucho más religiosos. ¿Los tenemos? A Alberto Hurtado le gustaría ver a hombres y mujeres apasionados por Cristo, rezadores y comprometidos con los más pobres, y que incesantemente se preguntaran: “qué haría Cristo en mi lugar”.
.
Jorge Costadoat

martes, 11 de septiembre de 2007

Primer Post. Columna del padre Luis Roblero

Seamos Amigos de los Más Pobres

Vengo llegando de trabajos de invierno y me conmovió lo que vi, escuche y sentí. Una noche, en un campamento de Ovalle, tomando un té con pan amasado una señora me dijo: “padre, aquí hasta los perros sufren”. Y era cierto porque el campamento era verdaderamente miserable. Dolor, frustración, soledad y pena eran algunos de los sentimientos que campeaban por ese inmenso basural donde vivía la gente.

Esa noche al regresar a la escuela pensé en lo importante que era para los jóvenes tomar contacto directo con el mundo de los más pobres, abrazar sus niños, cocinar con la familia, reír con las mil y una historia que tienen y el soñar juntos. La pobreza no sólo se supera con macroeconomía, sino que también con amistad porque si no nos atrevemos a hacernos amigos de los más pobres siempre los marginaremos y los trataremos como delincuentes.
.
“Si no nos atrevemos a hacernos amigos de los más pobres siempre los marginaremos y los trataremos como delincuentes”
.
La Casen nos mostró que la pobreza había disminuido y de alguna manera esto es cierto. No podemos negar que el país avanza, que hay mejor salud, vivienda y educación para las familias de Chile. Sin embargo, e intentando ser justo con las familias que estudian en Infocap y con las cientos que he conocido a lo largo de estos años de trabajos de invierno y verano, es vergonzoso afirmar que una persona sale de la pobreza porque tiene ingresos per cápita superiores a $47 mil pesos. Todos los que hemos convivido con los más pobres, los que hemos tomado onces en sus casas, los que nos hemos dolido con sus sufrimientos sabemos que esta medida no se ajusta a la realidad. Podemos decir que ha disminuido la miseria, pero claramente no la pobreza.

Por eso el desafío del universitario de hoy es empaparse de la realidad, tocar con sus manos el dolor del otro y sentir en el alma el abandono de las cientos de familias que luchan diariamente por sus vidas para que el día de mañana no miremos y transformemos el mundo desde un computador, sino que desde la realidad misma.
.
Padre Luís Roblero
Director de Infocap